Cuando hablamos de belleza nos referimos a un conjunto de atributos físicos y espirituales que producen un atractivo en los demás. A pesar de que lo más importante sea el interior, no podemos dejar de lado la parte más visible, que es la que se refleja en la piel y que, de una manera u otra, también revela nuestro ánimo y salud emocional.
El aspecto de nuestra piel se define, principalmente, por su tipo dermatológico. A su vez, este es determinado por la emulsión cutánea o «cosmético natural del organismo» que produce la glándula sebácea -responsable del nivel de grasa en el cutis y el resto del cuerpo-junto con la glándula sudorípara y las células muertas acumuladas.
Básicamente, existen cuatro tipos de piel y todas podemos sentirnos identificadas con al menos uno de ellos:
- Piel grasa o grasosa: Esta se caracteriza por los llamados punto negros o espinillas que se combinan con poros dilatados y brillosos, los cuales forman bolitas de sebo que superan los niveles de sudor de la piel. Ante la propensión al acné que se puede generar por la acumulación de sebo o grasa, se recomienda hacer exfoliaciones diarias con productos en gel para controlar el nivel de impurezas y grasitud.
- Piel seca: Al contrario de la piel grasosa, esta se ve opaca y escamada y con asperezas al tacto producto de la disminución de la glándula sebácea y su dificultad para retener la humedad. De ahí que sea más propensa a contraer alergias y no se le deba exponer a altas temperaturas. Por el contrario, se debe usar productos en crema de PH neutro, sin fragancias.
- Piel mixta: La piel mixta resulta de la combinación de la piel grasa y la normal, misma que se caracteriza por ser humectada y lubricada, como la de los bebés. Generalmente, la piel normal se encuentra en las mejillas y la grasa en la llamada «Zona T» (frente, nariz y barbilla). Para cuidarlas hay que usar productos diferenciados: geles para la parte grasosa y lubricantes para la parte normal.
- Piel deshidratada: La deshidratación de la piel se expresa en finas descamaciones. Una piel deshidratada puede ser confundida con una seca, pero además de piel seca deshidratada también puede haber una grasa y/o mixta deshidratada. En el primer caso se mostrará más rugosa y con líneas hundidas, mientras que en los demás será más opaca. Como su nombre lo indica, hay que utilizar productos de hidratación profunda para su cuidado.
Fuente: Utilisima
Imagen: Faceliftdelaware.com
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