El Peeling Facial

La fuente de la juventud no necesariamente se encuentra en un manantial. Y no necesariamente es eterna. Pero sí muy efectiva mientras la contaminación y los excesos empiezan a notarse en nuestra piel.

Se trata del peeling, un asombroso método de cuidado facial que -entre otras perlas- disminuye las arrugas, borra manchas, devuelve el brillo, contrae los poros y corrige el acné.

El peeling consiste en aplicar sustancias químicas especiales sobre la piel, que remueven las primeras capas para regenerarla y producir células nuevas.

Si queremos tratar problemas de acné mediano o nuestra piel tiene tendencia a las manchas o presenta arrugas muy finas por el sol, lo mejor es recurrir al peeling químico. Pero si las marcas de acné son muy visibles o los daños más severos, es recomendable un peeling abrasivo, de mayor intensidad que el químico.

Ya sea que lo hagan estilistas (peeling químico) o dermatólogos (peeling abrasivo), debemos practicarnos un examen médico previo al uso del tratamiento y posterior a él.

Lo importante es ser muy meticulosos en el cuidado de un órgano tan delicado como la piel, tomando las precauciones necesarias para no dañarla.

Es necesario que después del peeling usemos gorros y lentes oscuros para no exponernos al sol abiertamente y nunca tocar la cara o desprender las costras que pudieran salir, ya que existe riesgo de que esa zona de la piel se infecte.

Hay que establecer una relación directa entre las vitaminas y cremas rehidratantes que aplicamos después del peeling y la mejora en nuestros hábitos. No vaya a ser que los resultados sean contrarios a los que esperamos.

Fuente: Revista Somos

Foto: Clínica Sant Cugat

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