Masajes faciales: cómo aplicarte las cremas en rostro y cuello

Llegada cierta edad la mayoría de las mujeres nos preocupamos por contar por lo menos con un tratamiento de belleza de alguna marca reconocida por su calidad y su supuesta «eficacia». Pero suele suceder que a pesar de aplicarlo más de una vez al día, durante varias semanas, no observamos resultados y empezamos a dudar de la supuesta «maravilla».

Si estamos seguras de haber invertido en el tratamiento adecuado para nuestro tipo de piel no hay razón para que no resulte, lo que puede estar sucediendo es que nuestra piel no lo ha aprovechado, lo que suele pasar cuando no lo aplicamos de manera correcta.

La mejor manera de sacarle el máximo provecho a nuestros tratamientos faciales es siguiendo algunos pasos que nos ayudarán a que estos puedan actuar de manera eficaz.

Para que un tratamiento surta efecto debemos aprender a realizar masajes de tratamiento facial, no hace falta ser un experto, en realidad se trata de algo muy sencillo, lo primordial es saber que se hacen siempre en forma ascendente y utilizando la yema de los dedos medio y anular de ambas manos, ya que estos son los que menos presión ejercen sobre la piel, estos masajes se deben repetir 5 veces al demaquillarnos, 8 al aplicarnos la crema humectante y 10 con la crema nutritiva. El orden en que debemos realizarlos es el siguiente:

Desde la base del cuello hacia la oreja, en forma de aspa.
De la barbilla, pasando por los pómulos y hacia las sienes.
De las aletas de la nariz hacia la comisura de los labios y luego hacia las sienes.
De la punta de la nariz hacia la frente, en linea recta, intercalando ambas manos.
En la frente en forma horizontal intercalando las manos.
En los párpados empezando del lagrimal pasando por sobre el párpado superior y dando la vuelta por el párpado inferior. En este caso debemos recordar que la zona de los ojos es la más delicada del rostro y, por ello, el masaje debe ser muy suave, dando ligeros golpecitos con las puntas de los dedos. Debemos formar un ocho comenzando con uno de los ojos y acabando con el otro.
Finalmente, realizamos en los extremos de cada párpado un movimiento en forma circular y hacia afuera empleando el dedo anular.