Cada tipo de piel tiene unas necesidades específicas y requiere unos cuidados concretos, es por ello que antes de decantarte por un producto necesitas saber cómo es. Solo así la elección de los componentes adecuados será la acertada.
- Si la notas sin brillo y tirante, estos son síntomas de que tu dermis tiene un déficit de agua y de lípidos, es decir que trata de una piel seca.
- Las pieles grasas presentan poros grandes y pocas arrugas. A menudo se muestra irritada, pero esta vez por exceso de sebo.
- Los brillos en frente, nariz y barbilla son características de la piel mixta, que además presenta sequedad en las mejillas.
La piel es el órgano más extenso del cuerpo y una barrera que nos protege de los agentes externos. Pero si alteramos su estructura, puede debilitarse y dejar de realizar esas funciones. Evítalo eligiendo los cuidados que mejor le sientan a tu tipo de piel.
- Seca.
Por la mañana y por la noche, aplica en el rostro y en el cuello una crema hidratante y protectora con activos nutritivos como los aceites vegetales (de onagra o germen de trigo).
Recuerda que conviene limpiarla con productos muy suaves, como aceites desmaquillantes, detergentes sintéticos y aguas minerales, además de usar tónico sin alcohol. Si la piel es extremadamente seca, utiliza un aceite para el baño o la ducha y aplica después por el cuerpo una manteca corporal.
- Grasa.
Hidrátala con geles o cremas libres de aceite con activos seborreguladores y antisépticos. Los limpiadores al agua (geles y espumas) son los más adecuados y los puedes usar hasta dos veces al día. Usa mascarillas purificantes que impidan que células muertas y sebo obstruyan los poros.
- Mixta.
Utiliza productos para la piel grasa en la zona central del rostro, mientras que en las mejillas aplica los cuidados de las pieles secas.
El objetivo en este tipo de pieles es protegerla y calmar la reacción cutánea. Por lo tanto, en la mañana y en la noche usa productos con ingredientes reparadores y calmantes.
Imagen: PrincesitaPresumida.
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