Entre los cambios climáticos producidos por la contaminación y la propia intoxicación a la que sometemos a nuestro organismo con el consumo de comida chatarra y demás hábitos de mala nutrición, nuestra piel está expuesta a numerosos daños.
Después de los calurosos días de verano y las forzadas sobreexposiciones al sol para procurarnos el “bronceado perfecto”, el frío invernal nos pasa la factura de aquellos excesos, desgastando las células dérmicas para dar paso a envejecimientos antes de tiempo.
A continuación algunos consejitos para evitar que nuestra piel se deteriore en las estaciones frías:
- Labios hidratados: El invierno reseca la boca. No olvides aplicar varias veces al día un protector labial que, además de cuidar tus labios y hacerlos más suaves, les proporciona brillo y color.
- Pelo sin caídas: Entre otoño e invierno, muchas personas presentan excesiva caída de cabello. Y no es que se trate de una muda natural, sino que su cuero cabelludo no tiene la suficiente fortaleza o es muy sensible a los efectos de los cambios de estación. Para combatir este problema, las vitaminas B5 y H son una efectiva solución. Por eso es necesario consumir alimentos que las contengan, como los cereales y las legumbres verdes.
- Ojos sin bolsitas: El área de los ojos se reseca con facilidad. Si a ello se suma el cansancio acumulado por largas y estresantes jornadas de trabajo o estudio, tendremos por resultado unas profundas y oscuras ojeras, popularmente conocidas como bolsas de los ojos, que son la antesala perfecta a la formación de arrugas en su contorno. Los especialistas recomiendan usar una crema humectante para el día y otra activa para la noche que contengan retinol, el cual devuelve elasticidad y brillo natural a una piel tan delicada.
- Cuello firme: Para hidratar la zona del cuello y darle un toque de firmeza, las cremas y lociones a base de aloe vera, caléndula y germen de trigo son las mejores aliadas.
Fuente: Terra.com
Imagen: Hola.com
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