El maquillaje es uno de los mejores aliados para resaltar nuestra belleza. Pero por efectos del ambiente y la propia falta de conocimiento no siempre le sacamos el máximo provecho. Por el contrario, una mala aplicación puede ocasionar la aparición de manchas y afectar seriamente la textura y tonalidad de nuestro cutis.
Antes de crear un efecto en particular, debemos preparar la piel del rostro con productos que la exfolien, nutran y ayuden a disimular sus imperfecciones. De esta manera, no solo la protegeremos, sino que también será más sencillo darle un buen acabado cosmético prolijo.
Pasar un algodón húmedo por la cara es imprescindible para eliminar los residuos de polvo y suciedad, que constituyen los principales agentes del daño facial. Luego hay que completar la limpieza, enjuagándolo con agua y jabón de PH neutro.
Una vez que la piel está seca se procede a aplicar la base, la cual le proporciona una tonalidad uniforme. Por ello debemos elegir la de nuestro color original y, de preferencia, que no incluya aceite en su composición. Así mismo, el producto se absorbe mejor con una esponja o pincel delgado.
Después de la base es turno de utilizar el corrector, que además de corregir imperfecciones (manchas, acné, etc.) permite afinar las facciones. Es recomendable que sea en barra y según nuestro color de piel o el de la mancha que queramos disimular.
El toque de coquetería y seducción lo darán las sombras, delineador, máscara de pestañas, labial y rubor. Pero para fijarlos y prolongar su duración debemos tener a la mano unos polvos traslúcidos. Además, eliminan el exceso de brillo y pueden hacer más intenso nuestro bronceado de forma natural, siempre y cuando no se usen en demasía.
Fuente: Silvia Lilian
Imagen: Peluquería y Belleza
Tags Blogalaxia: Belleza, Rostro, Maquillaje Prolijo.
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