Tener la figura deseada no implica vivir a pan y agua por el resto de nuestra vida. Pero sí es importante desarrollar buenos hábitos nutricionales, sabiendo qué nos conviene comer de acuerdo a nuestras necesidades, en qué cantidad y cómo combinar las raciones.
Las frutas y verduras son un componente esencial de una dieta balanceada porque además de proporcionarnos muchos minerales antioxidantes, tienen la función de limpiar el organismo y devolverle el equilibrio perdido por las malas prácticas alimenticias. Esto ayuda a dilatar el proceso de envejecimiento y a proporcionarnos una sensación de ligereza y buen humor.
Lo ideal es consumir cinco porciones combinadas de frutas y verduras diariamente, que pueden servirse en jugos, extractos y/o ensaladas. Es mejor no quitarles la cáscara a las frutas para acumular la mayor cantidad de fibra -que contribuye al proceso de eliminación- ni hervir demasiado las verduras para no perder sus propiedades.
Si tenemos algunos kilitos de más, es aconsejable practicar por un par de días la llamada dieta depurativa, que consiste en alimentarnos durante todo el día de vegetales y en menor medida, de lácteos y cereales (sobre todo, en el desayuno y cena). Ojo que no debe exceder este tiempo sin que haya indicación de nuestro nutricionista, pues también hay que ingerir los componentes que nos brindan otros alimentos.
Luego de que hayamos limpiado completamente las toxinas de nuestro cuerpo podemos aumentar a nuestro régimen mayor cantidad de lácteos, legumbres y carnes blancas -aves y pescado-, de preferencia sancochadas o a la plancha.
Y para quienes hacen deporte se recomienda algunas frutas específicas, como el plátano (antes y después de entrenar para ganar energía) y el zumo de naranja u otros cítricos a manera de bebida rehidratante.
Imagen: Alimentación Sana
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