Consejos para evitar los calambres

Dolor, dolor y más dolor es el que puede producirte un buen estirón, y no precisamente por efectos del crecimiento.Me refiero más bien a esa contracción involuntaria de los músculos que comúnmente solemos llamar calambres. Y a pesar de que su nombre indique lo contrario, sí tenemos el poder de evitar que aparezcan mediante la práctica de algunas rápidas técnicas de relajamiento y desechando hábitos sedentarios de vida.

Aunque las causas son varias, su aparición se asocia más a enfermedades a los huesos -como artritis y artrosis- y problemas del sistema circulatorio, valga decir que la sangre no fluye al ritmo que debería (generalmente, es un poquito más lenta de lo normal).

En principio, el asunto no es para preocuparse (al menos no en el último caso). Si la molestia se produce por inadecuada circulación adecuada circulación, usualmente es porque no hemos realizado ejercicio en buen tiempo. Pero eso se resuelve entrando gradualmente a la actividad física.

El calentamiento es la base de todo. Al levantarnos hay que estirar las extremidades y el tronco de un lado para el otro y de arriba hacia abajo (de paso nuestros huesos se fortalecerán).

Luego basta con hacer media hora de caminata sin concentrarnos en nada más que en nuestro relax. A lo largo del día debemos realizar movimientos en las articulaciones y evitar las posturas constantes o las que nos mantengan muy estáticos.

Si algún adormecimiento empieza a molestarnos una buena solución es coger con los dedos índices la parte entre la nariz y los labios y frotarla de adentro hacia fuera varias veces hasta que vaya cediendo.

Y si se transforma en el temido calambre, estiremos hacia arriba la zona afectada lo más que podamos. Les aseguro que nunca falla. Pero no duden en ir al médico si el dolor persiste.

Imagen: Esmas

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